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lunes, 14 de enero de 2013

Words I couldn't say ..

Odiaba la soledad pero a la vez la disfrutaba enormemente, y la buscaba en cada oportunidad. Era extremadamente sensible, y siempre que disfrutaba de sus momentos sola, los disfrutaba pensando, pensando sobre todo, lo que fuera era un buen tema de debate personal.

Tenía mucho que decir, pero nunca hablaba.. Eran tantas sus palabras, tanto que explicar, que no sabía como hacerlo, por lo tanto lo tenía guardado, y a medida que el tiempo pasaba siempre iba guardando "algo más". Algo más que se amontonaba con las demás cosas, y seguían sin salir. Sentía la necesidad de descargarse, pero no encontraba manera más que en las lágrimas. No se aliviaba con contárselo a alguien cualquiera, no. Necesitaba ESA persona, esa persona que la escuchara, que la contuviera y secara sus lágrimas. Tenía la enorme necesidad de que ESA persona supiera lo que sentía, lo que pensaba, lo que vivía; pero no podía: se sentía una molestia. No creyó jamás que a alguien pudiera importarle lo que le pasaba, mucho menos a él, por lo tanto el silencio le ganó una vez más.

Uno de sus principales problemas, era la mencionada: SOLEDAD. No es mala, al contrario, todos necesitamos de un poco de soledad para poder tener un rato con nosotros mismos, para estar en contacto con lo que pensamos y sentimos, y una vez que estamos dentro de nuestra cabeza y nuestro corazón, poder ver que tan felices somos ahí adentro. El problema, es cuando la soledad deja de ser un momento de relajación con nosotros mismos, y pasa a una rutina, a ser una compañera, a ser lo primero que buscamos cuando tenemos un problema.
Ella se aferró tanto a su soledad que al final creyó estar sola, y su visión del presente era la que terminaría en un futuro si no hacía algo por arreglar esto. Prefería quedarse enfrente de un monitor escribiendo, antes que disfrutar un poco de la vida, lo lindo de la naturaleza, lo azul del cielo, lo resplandeciente del sol, la calidez de la sonrisa de una amiga, las risas en grupo. Todo esto era secundario, primero estaba ella y su escritura, ella y sus personajes imaginarios. En su mente eran reales, todos tenían su vida, sus problemas y demás. Al estar tan pendiente de la vida de estos, ella se olvido del personaje principal: ella misma. Había descuidado su vida, que era la historia más importante del libro. Sentía que sus otros personajes eran sólo diferentes caras de ella: estaba la corajuda, que era algo ruda y con una gran coraza, pero que había sufrido mucho antes de poder ser así. Estaba la enamorada, extremadamente feliz con el amor de su vida y sus hijos, pero que antes de esto había tenido que soportar el engaño, la traición y el desamor. También había una cuya vida le importaba un comino, no le preocupaba nada ni nadie, y no pensaba en nada, sólo porque si lo hacía, caería en la realidad de los verdaderos problemas, y tendría que enfrentar aquellas responsabilidades. Había otra, a la que no le prestaban demasiada atención, pero era muy importante. Era tímida con quien no conocía, pero extremadamente amorosa a la hora de conocer. Siempre le preguntaba a las personas como estaban y qué necesitaban, por más que resultara molesta, ya que le preocupaba el hecho de que alguien de su entorno no la estuviera pasando bien. Había tenido muchas perdidas en su vida: su novio la había dejado y había hecho su vida un infierno por unos años. Su hermana había partido, al año siguiente su abuela, su tío y finalmente, su papá. Ésta última perdida fue la detonante en la vida de la pobre, pero con su dolor y todo, siguió adelante con la fortaleza que pudo conseguir. Jamás le demostró su tristeza a nadie, aunque no significaba que no la sintiera. Sufra, sufría mucho, sufría más que nadie; quizás esta era la causa de su soledad. Era tanto su sufrimiento que el tiempo que tenía de soledad jamás le alcanzaba para descargarse, y siempre necesitaba un poco más.
Muchas veces quiso darse por vencida, pero jamás lo hizo. Siempre pudo sacar adelante sus problemas, claro, tenía un gran ejemplo. Su mamá nunca se dio por vencida ni aún vencida, y ese fue el incentivo que tuvo siempre. Por más problemas que hubiera, aunque pareciera imposible, siempre podía encontrar la solución. No era fácil, para nada, pero tampoco imposible.
Ella tuvo que soportar muchas veces la humillación, y la desilusión. Tuvo que afrontar muchas agresividades y mantenerse alerta, a la defensiva, hasta que aprendió a ignorar las cosas que no importaban.
Era alguien que quería mucho, tenía mucho amor dentro, demasiado. Y cuando tenía a una persona a quien dárselo, y no se lo correspondía, la ahogaba un mar de llanto, pero también pudo aprender, y su aprendizaje fue que no era el fin del mundo, para nada. Sólo no era la persona, y llegaría, con tiempo.
Este personaje descuidado y olvidado, era el principal, y tenía tantos cabos sueltos por atar, que no se ocupaban de ella simplemente por no saber por donde comenzar. Tuvo que darlo por escrito, para poder darse cuenta de que estaba dejando su vida a un lado por no saber como afrontar y atar sus cabos sueltos, y recién ahí, empezar a hacer algo por atarlos.

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